Las centrales nucleares flotantes van a constituir una parte importante en el programa de expansión de ese tipo de energía en Rusia. Así lo declaró ayer el viceprimer ministro Serguéi Ivanov, uno de los candidatos a suceder Vladímir Putin. Las organizaciones ecologistas han puesto el grito en el cielo, ya que consideran que ese tipo de plataformas son mucho más peligrosas que las convencionales.
«Son la solución ideal para llevar electricidad a las zonas remotas», declaró Ivanov refiriéndose a las regiones situadas al norte del Círculo Polar Ártico, por lo general desconectadas de la red eléctrica del país. El dirigente explicó que «basta con anclar en la costa una central flotante para que todo un área geográfica cuente con un potente generador eléctrico». Según Ivanov, «la factura de luz sería también más barata que en el resto de Rusia». Serguéi Kiriyenko, director de la Agencia de Energía Atómica rusa, anunció el año pasado la intención de utilizar centrales flotantes.
Kiriyenko ha asegurado que las nuevas centrales serán seguras. «No habrá un Chernóbil sobre el agua», afirmó. Sin embargo, los ecologistas ven las cosas de otra manera. Alexánder Nikitin, ex coronel de la Marina rusa y presidente de la filial de la organización noruega Bellona, advierte de que «son un objetivo excelente para cualquier grupo terrorista. Incluso una tormenta puede llegar a causar una catástrofe de consecuencias incalculables».
Varios países se han interesado en la adquisición de tecnología para la construcción de centrales flotantes; entre ellos, China, Japón, Corea del Sur, Chile, Brasil e India. Rusia tiene actualmente en funcionamiento 10 centrales nucleares, con un total de 31 reactores que producen el 17% de la electricidad que se consume en el país. Putin ha aprobado un plan para que el porcentaje de energía procedente de las plantas atómicas se eleve al 25%. Leer más.
«Son la solución ideal para llevar electricidad a las zonas remotas», declaró Ivanov refiriéndose a las regiones situadas al norte del Círculo Polar Ártico, por lo general desconectadas de la red eléctrica del país. El dirigente explicó que «basta con anclar en la costa una central flotante para que todo un área geográfica cuente con un potente generador eléctrico». Según Ivanov, «la factura de luz sería también más barata que en el resto de Rusia». Serguéi Kiriyenko, director de la Agencia de Energía Atómica rusa, anunció el año pasado la intención de utilizar centrales flotantes.
Kiriyenko ha asegurado que las nuevas centrales serán seguras. «No habrá un Chernóbil sobre el agua», afirmó. Sin embargo, los ecologistas ven las cosas de otra manera. Alexánder Nikitin, ex coronel de la Marina rusa y presidente de la filial de la organización noruega Bellona, advierte de que «son un objetivo excelente para cualquier grupo terrorista. Incluso una tormenta puede llegar a causar una catástrofe de consecuencias incalculables».
Varios países se han interesado en la adquisición de tecnología para la construcción de centrales flotantes; entre ellos, China, Japón, Corea del Sur, Chile, Brasil e India. Rusia tiene actualmente en funcionamiento 10 centrales nucleares, con un total de 31 reactores que producen el 17% de la electricidad que se consume en el país. Putin ha aprobado un plan para que el porcentaje de energía procedente de las plantas atómicas se eleve al 25%. Leer más.
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